Entradas

Tirar la Casa por la Ventana

Hace tres noches que no duermo. Tres noches enteras. Cuando escribo estas líneas tengo dos profundas cuencas debajo de los ojos, un malestar en el estómago como si pudiera vomitar toda la comida que no comí. Hay momentos en donde la respiración sencillamente me abandona, y comienzo a tratar de absorber el aire a mi alrededor sin éxito alguno. Mi cuarto es cada vez más una sombra de mí , hay botellas desparramadas por todos lados. En algunas todavía hay líquido, ya caliente y con un sabor desagradable, pero que me termino tomando con tal de no salir. La cama hace días que está deshecha, las sábanas ya huelen a mi propia transpiración. El calor es horrible, pero me niego a siquiera levantar la persiana que envuelve de oscuridad mi cuarto. Todos los días me levanto para sentarme y después acostarme, esas cuatro horas que me siento en mi escritorio eran las peores del día. Cuando las sombras se ponen más oscuras incluso. Las teclas de la computadora están casi como nuevas, la barra espacia

Patada

Estamos ya en los últimos segundos de la pelea. Mi guardia está mal en todos los sentidos, mi brazo derecho esta bajo y el izquierdo pegado al pecho. Pero no tengo fuerzas para mantener mi guardia alta. Sin embargo, hay un fuego que arde en mí. Algo que ruge para que no me detenga. Mi oponente está enfrente mío, debería estar rebotando en su lugar para poder desplazarse mas rápido, pero imagino que sus piernas están cansadas. Apretó los dientes en torno a los bucales y me desplazo hacia delante con una patada de costado. Pero estoy cansado, y la patada es mucho más lenta de lo que debería. Me esquiva y trata de atinarme un derechazo a último segundo consigo levantar mi exhausto brazo derecho para desviar su mano. Siento los ojos del público clavados en mí. Siento los ojos de mis papas clavados en mí. Aun así, no los oigo. Están lejos, en otro universo desconocido. Pienso que probar algo repentino y extravagante podría agarrar al adversario desprevenido. Obligo a mis piernas a rebotar e

Para mi amada,

Para mi amada, Recuerdo en este momento aquel cálido abrazo en la estación de tren previo a mi partida. Me dijiste “hasta pronto” como si fuese una promesa tácita de que yo sobreviviría. Me aferro fuertemente a tus palabras en aquellos infames momentos de frío en las trincheras, mientras las balas de la artillería pesada impactan contra los sacos de arena y las sombras de mis compañeros caen muertas al suelo en el medio del campo de batalla. Todas mis aspiraciones y sueños se esfuman con cada explosión e impacto, porque aunque vuelva vivo, será como si nos conociéramos por primera vez, porque ya no seré el mismo. Seré un hombre paranoico con pesadillas de alemanes rascando las parades para asesinarme, que cuando cierra los ojos siente el frío de las trincheras y se asusta con los estruendos porque le recuerdan a las bombas del enemigo. en esta tierra todos representamos lo mismo. Somos los mismos peones bajo banderas distintas, luchando por defender tierras que nunca pisamos y h

A la Cima

Negra esta tirada enfrente mía boca arriba moviendo la cola mientras le acaricio la panza. El seco viento de Mendoza me había agrietado los labios y agitaba las páginas de la última parte de “Canción de Hielo y Fuego” de GRR Martin. Frente a mi esta la montaña, detrás del refugio en la base de la misma. Papá desde adentro del refugio nos pide a mi hermano y a mí que revisemos que no nos falte nada en las alforjas. Molesto por tener que dejar de jugar con Negra, hago caso y reviso por última vez la alforja. Esta todo lo que voy a necesitar. Le grito desde afuera que ya la había revisado y pronto mi hermano dice que él también estaba listo. Veo el atardecer mientras que el calor pasa a ser un más agradable fresco. Ya no quedaba luz para mi libro, pero aun podía jugar un poco más con la perra. Al poco rato papá, siempre firme, pero a la vez amable, nos dice que vayamos a cenar, que mañana tendríamos que levantarnos temprano. La cena, guiso de vegetales, era solo la primera de

¿Fin?

El mundo arde y yo lo miro desde mi ventana. Cada día el mañana es mas incierto y sin embargo me aferro, o me aferran, al futuro ideal. El mundo se esta superando, creo que el mundo no enfrento un momento como este desde hace años.  ¿Y que hago? Esta es la segunda pandemia a la cual sobrevivo, de la primera apenas me acuerdo. Es una gripe, una gripe que volteo al mundo. Pero una gripe, el mundo arde y yo sigo acá en mi casa. ¿No tendría que arder como el mundo? ¿O tendría que quedarme adentro y esperar a que el fuego se apague. 2020 iba a ser el descanso de 2019, y 2019 el descanso de 2018 y así desde 2001. Nunca mejoramos, no vi a mi país a mejorar nunca desde que nací. No vi al mundo tranquilo, nunca.  ¿Y aun así tengo que estarlo? ¿Tengo que relajarme? ¿Hasta acá llegamos, o vamos a llegar mas lejos? ¿Tocamos fondo o tocamos el techo? Quiero salir, abrazar a la gente que quiero. Quiero quedarme y ayudar a terminar esto. Quiero que termine. ¿Pero como quiero que termine? ¿Punto apart

Tres Hermanos

El viejo había sido amigo de la familia desde hace ya varios años. Conoció al padre de los tres hermanos mejor que nadie, y todavía no podía entender porque este había desaparecido tan repentinamente. Sin duda no era una persona la cual se preocupase por sus hijos, más bien al contrario. En el pueblo en donde ellos habían crecido se decía en broma que Carlos, el padre, devoraría a sus hijos si algún día llegaba a faltar la comida en la mesa. El viejo también había visto crecer a sus hijos de cerca, así que también tenía una buena imagen de cómo era cada uno. Héctor y Pablo habían sido mandado a un colegio de pupilos cuando eran muy chicos pero cuando nació Sebastián su mama se reusó a dejar que se lo llevaran a él también. Fue por esto que Sebastián siempre fue el más rebelde de los tres, por mucho tiempo no conoció a sus hermanos, salvo un par de días en el verano cuando les permitían salir del colegio a visitar a la familia. Pero su padre era severo con él y no quería que “le ar

"Enamorado"

"Me da bronca ser un adolescente. Me da bronca que lo que mas me boludice sea estar enamorado. Odio estarlo. Quisiera poder tener el control, pero no puedo. Lo que mas bronca me da es la belleza del amor. Se hablo durante toda la historia desde todas las perspectivas posibles (salvo la mia, por esto escribo estas lineas) de la belleza del amor. Estar enamorado es hermoso y por eso termina siendo horrible. Lo describiria como una caida, casi una funcion matematica. Mientras mas boludo te haces por el amor, mas consciente sos de lo boludo que sos. Estas cayendo a un abismo que te atrapa con su belleza pero que a su vez te hace sentir estupido. Lo peor es la aleatoriedad con la que la mente te recuerda que estas enamorado. El otro dia estaba leyendo y me acorde de vos, me arruinó la lectura porque de golpe las palabras escritas no eran el centro de mi atencion, aunque estuvieses a kilómetros. Pensar en vos me da bronca, mucha. Me da bronca porque saca mi lado que nadie puede ver, mi